martes, 3 de noviembre de 2009

La oposición de la especialidad de Primaria es una pantomima

La Oposición de la especialidad de Primaria es una pantomima, es decir, una comedia que se hace para intentar simular algo. Lo que simulan es que el examen de oposición (en el que algunas personas se vanaglorian de sacar muy buenas notas) no sirve absolutamente para nada. El argumento científico con el que sustento esta afirmación es el siguiente:
Cualquier maestro de que haya aprobado la oposición por su especialidad puede impartir las áreas propias de la especialidad de Primaria (Lengua Castellana, Matemáticas, Conocimiento del Medio y Educación Plástica). No es necesario aprobar ningún examen de oposición de la especialidad de Primaria para dar clases en Primaria. En realidad sólo es necesario el título para poder dar clases. Seguir manteniendo el examen de oposición es tan solo un rito que rinde culto a la memorización y a los "tribunales de selección".
Ya me gustaría ver a uno de esos sesudos/as diseñadores de oposiciones planificando las pruebas por las que tienen que pasar los aspirantes a un puesto de trabajo para saber con que criterios toman las decisiones. Está claro qué es lo que prima en las empresas privadas de la educación de Madrid: el beneficio económico e ideológico de los dueños de los colegios privados y concertados.
La pregunta que yo me hago es lo que verdaderamente se busca cuando se selecciona al personal que trabaja en la Red Pública Educativa de la Comunidad de Madrid.
Lo que si parece claro es que les da lo mismo quien de clases y que los llamados procesos selectivos por los que los aspirantes demuestran lo que saben de sus especialidades son pantomimas que simulan que les importa la formación de los docentes que contratan , aunque lo que en verdad les mueve es el poder ajustar las plantillas cada curso a toque de corneta y en la posición de firmes. Nos han convertido a los docentes en ruedas de un perverso mecanismo de burocratización de la sociedad. Poco a poco vamos perdiendo el sentido de nuestra profesión y nos vamos conviertiendo en simples empleados al servicio de la mano que nos da de comer, fieles, dóciles, sumisos, renegados, algunos incluso asqueados de una profesión que pudiendo ser de las más bellas se va pareciendo cada día más a un castigo.
Los dos partidos mayoritarios españoles dicen que van a hacer un pacto por la Educación porque la cosa se está poniendo muy fea. No hay forma de conseguir que los chavales nos dejen bien en las estadísticas. Para colmo estamos inmersos en una profunda crisis económica de la que pocos saben como salir y para donde tirar.
Una escuela tan inútil como la española, en la que nada menos que el 33 % del alumnado termina la escolaridad obligatoria sin titular, debería ser renovada de cabo a rabo. De abajo a arriba y de arriba a abajo, en un contínuo girar hasta que la totalidad de la población pueda alcanzar unos niveles mínimos de alfabetización para poder disfrutar de una vida digna como seres humanos que viven en sociedad.